El camino de nuestra vida es perfecto aunque a veces no lo veamos.
Los errores nos ayudan a crecer y los obstáculos a fortalecer nuestra voluntad para seguir adelante.
Si aprendemos a limpiar la basura que nos distrae cada día y minimizamos los distractores, podremos admirar la belleza y perfección de nuestro camino.
A veces el panorama pinta gris pero solo debemos recordar que atrás de cualquier nube siempre brilla el sol y que la lluvia ayuda a limpiar el ambiente.
Caminemos sin prisa y sin temor. Caminemos llenos de luz y esperando cada día lo mejor de nosotros mismos.
Vivamos con intensidad cada día y admiremos las pequeñas y sencillas cosas que nos rodean.
Sentir es una emoción muy humana que abre la conciencia y nos enseña a disfrutar, y los tropiezos son siempre enseñanza de vida para madurar como seres humanos.
Tengamos una sonrisa en cada instante. La vida lo vale.